Después de actuar fuimos a la biblioteca a entregar nuestras cartas a un mensajero de los Reyes Magos. Nos preguntó cómo nos habíamos portado y nos dio un paquete de chuches que nos hizo mucha ilusión.
Luego subimos a clase y celebramos una pequeña fiesta en la que comimos polvorones, turrón y muchas otras cosas que habíamos traído entre todos. ¡Fue un convite fantástico!
Por último los más atrevidos cantaron, bailaron y contaron chistes. ¡Que risa pasamos!
¡Qué guapos estabais con el príncipe Aliatar!
ResponderEliminarY que chuches tan ricas, yo también quiero unas pocas o un polvorón, si todavía os quedan.
¡Enhorabuena, por el blog Carmen!